«El arte de esgrimir», el duelo de la espada y la palabra
Por Lola Quai (lola.lopez@elcafediariook.com)
Edición: Florencia Romeo (florencia.romeo@elcafediariook.com)
En guardia. Listos. ¡A ustedes!
Con estas palabras comienzan los asaltos de esgrima donde cada contendiente tratará de tocar al otro con su arma. Así comienza la obra de teatro El arte de esgrimir, de Enrique Papatino, donde un matrimonio tiene algunos «temitas» para resolver y, por lo tanto, no les queda otra que hablar, cada uno tratando de tocar al otro con sus argumentos (esta cronista hizo tres años de esgrima y puede dar fe de que la cosa no es nada fácil).
El arte de esgrimir es la historia de una víspera: un periodista, interpretado por Mateo Chiarino, ha aceptado batirse a duelo con un militar (que se sintió deshonrado por una nota publicada) y la noche previa a la contienda su esposa, papel a cargo de Yamila Ulanovsky, le manifiesta, del modo que puede, sus miedos y sus rabias. Y entonces surge lo doloroso de sus desencuentros (un hijo que no han tenido, entre otros).
Colores y luces en El arte de esgrimir
Austera, El arte de esgrimir es, sin embargo (o quizás justamente por eso), visualmente muy atractiva. No solo por los juegos de luces y sombras y los bailes que ejecutan los protagonistas, sino también por el delicado y atinado vestuario que también juega un papel clave ya que nos transporta a la década del sesenta pero, a la vez, tiene un sesgo de atemporalidad que tranquiliza el ojo del espectador.
Estos elementos, sumados a los guiños de escritura donde los actores rompen discursivamente la cuarta pared verbalizando indicaciones del guion de la obra, con dirección de Emiliano Samar, hacen que los sesenta minutos se pasen en un suspiro. Además, el hecho de que esté en el bello e histórico Teatro del Pueblo le suma un plus porque el disfrute comienza antes de entrar a la sala.
Actores sobre la pedana
El arte de esgrimir es una obra para ir a ver en calma. ¿Por qué? Porque se aprecia al detenerse en los detalles: un silencio que se prolonga, una sombra que cuenta algo, las hermosas hojas de papel en blanco con su crujiente sonido.
Un asalto de esgrima puede durar minutos o apenas segundos, según la suerte y la destreza de los esgrimistas. Sin saberlo, la esposa del periodista lo sabe, por eso le da rabia que su esposo se haya metido tan suelto de cuerpo en esa tontería que es a ella a quien le cambia la vida, porque no sabe si acaso el día siguiente la encontrará con su estado civil cambiado.
EL ARTE DE ESGRIMIR
Lavalle 3636, CABA
Sábados a las 20:00 h
Entradas en la boletería del teatro y por Alternativa Teatral
Publicar comentario