En el Castillo de Sandro se conjugan las artes y el vino
Por Mirtha Caré (eme.care@elcafediariook.com)
Edición: Florencia Romeo (florencia.romeo@elcafediariook.com)
El Centro de las artes y la vinicultura argentina o Centro Cultural CAVA, ubicado en pleno barrio porteño de Boedo, Avenida Pavón 3939, abrió sus puertas a la comunidad. Y se enorgullece de ser el primer hito visitable del Castillo de Roberto Sánchez, el legendario Sandro, y de haber sido declarado sitio de interés cultural por la Legislatura porteña.
El Cultural CAVA es un espacio destinado a realizar actividades de interés para la comunidad. Luis Ortiz, su director, y Sole Castro Virasoro, a cargo de la organización ejecutiva narran su historia.
CAVA en el Castillo de Sandro
En este centro se brindan alrededor de cuarenta talleres. Y sus ejes temáticos son: la gastronomía, el arte, la sustentabilidad y el bienestar. Dentro del sector vinícola se realizan muestras, degustaciones y se abordan distintos aspectos y problemáticas de esta industria.
CAVA está instalado en este mítico Castillo de Sandro. un lugar emblemático para la cultura musical, ya que acá funcionó la productora del famoso cantautor argentino. Y, tras mucho esfuerzo y empeño para lograr su restauración, fue declarado sitio de interés cultural por la Legislatura porteña.
La inauguración oficial está programada para el 26 de octubre a las 15, momento en que se abrirán las puertas a la comunidad. La entrada será libre y gratuita. Los talleristas harán una muestra de sus trabajos; los visitantes podrán participar y llevarse el producto realizado.
Un poco de historia
Se dice que, allá por la década del ’70, en una noche de luna llena, Sandro volvía de un recital por la avenida Pavón desde la zona de la cancha de San Lorenzo. Y al ver la luna en este lugar (donde hoy funciona el CAVA) se la imaginó posada sobre la torreta de un castillo. Él era muy creyente de la santería y de la mística y tal vez por eso le dio tanta importancia a esa visión.
No tenía una relación personal con el barrio de Boedo, pero le gustaba mucho la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires. Así que, al poco tiempo, compró la casa para concretar su sueño.
Él mismo diseñó la estructura y todos los detalles del frente e interior: las puertas, las lámparas, los enrejados, los vitrales. Una vez que terminó los bocetos se los entregó al arquitecto para que pusiera el proyecto en marcha.
Su idea original era fundar el estudio de grabación más grande de Latinoamérica. Esto nunca se concretó, en cambio inauguró su propia compañía productora, Excalibur Records.
La música, siempre protagonista
Cuando se enfermó, y tuvo que dejar todo para realizarse un trasplante, le llegó una propuesta para transformar el lugar en una academia de música para chicos. La idea le gustó y lo alquiló de manera informal. Los inquilinos nunca cumplieron y en vez de la academia pusieron un salón de fiesta.
Esto derivó en un pleito que terminó con un desalojo vía judicial que se efectivizó varios años después de su muerte. El edificio quedó en muy malas condiciones: lo saquearon. Se llevaron las armaduras, las espadas y hasta un vitral de dos metros y medio de diámetro que muchas veces se usó como escenografía.
«A fines de 2018, con Sole –relata Luis– veníamos buscando un lugar donde poner aulas para dar cursos y nos cruzamos con este lugar. Cuando lo vimos nos dimos cuenta de que daba para mucho más. Lo primero que imaginamos fue un centro cultural. Costó mucho recuperarlo. No tenemos mecenas, así que el trabajo fue hecho de manera artesanal y a puro pulmón«.
El bar temático del castillo de Sandro
En la planta baja, con la colaboración de Pablo Ferraudi, el hijo de Olga Garaventa (viuda de Roberto Sánchez), se armó un bar temático dedicado a homenajear al cantante. El espacio es bastante íntimo y tiene lugar para 28 personas sentadas. Allí se exhiben algunos objetos personales que cedió la familia (fotos, una carta escrita por su puño y letra, una bandera de Argentina). También se encuentra la emblemática rosa que usaba en escena.

En el patio interno, se pueden observar los murales realizados por el Grupo Artístico de Boedo, un grupo de artistas dedicado a generar contenido que rescata la historia popular del barrio, representando al ídolo en distintas etapas de su carrera.
Luis Ortiz explica que lo que se busca es trabajar en colaboración, no competir sino hacer sinergia. Con este fin, se reunen con los representantes de los centros de la zona y con la Red Cultura Boedo, espacio de interacción social. Así se pudo armar la programación teniendo en cuenta sus propuestas, para superponer la oferta.
«Estamos sumándonos a una comunidad. Queremos ser parte. Me parece muy importante lo territorial; vinimos a integrarnos a un barrio con una cultura enorme, con una historia enorme, como es el barrio de Boedo. Para nosotros es muy valioso formar parte de» concluye Soledad.
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