Alfredo Arias y su «Mobiliario familiar»

Alfredo Arias y su «Mobiliario familiar»

Por Lola López (lola.lopez@elcafediariook.com)

Edición: Carla Scardino (carla.scardino@elcafediariook.com)

A Alfred Hitchcock se lo admira por muchas cosas. Entre sus obras (aunque no es de las más conocidas) está La Soga, película que se caracteriza por ser un eterno plano secuencia que despierta el asombro de quien la mira por primera vez.

Pues bien, visitar la muestra del multifacético artista Alfredo Arias (1944) arranca así: con asombro y mirando un mobiliario en miniatura (linterna en mano), donde uno como espectador se asoma a la vida de dos hermanas.

Lo que esconde la oscuridad de Alfredo Arias

Lo de la linterna no es menor: para mi sorpresa, al entrar a la sala me la ofrecieron mientras se abría una suerte de telón de ¿terciopelo? (mi imaginación al menos lo recuerda de ese material) para pasar a un lugar oscuro, sólo atravesado por el haz que salía de mi mano.

Mirar o espiar, ¿quién sabe? Foto: Lola López.

Una vez que cayó el telón de nuevo vi todo: una casa en miniatura donde una familia pasa sus días y sus noches, y yo como visitante, y al mejor estilo «ventana indiscreta«, podía ver toda la intimidad de estas mujeres, sin que ellas se percataran de mi presencia.

Hermoso comienzo para una muestra de arte y a la altura de su autor, que dio sus primeros pasos como artista plástico y director de teatro en el mítico Instituto Di Tella para radicarse en la también mítica París de los años setenta.

La sonrisa de mamá

La otra parte de la muestra, donde no me hizo falta linterna, me impactó más todavía. Porque así, a cara descubierta, los objetos toman otro protagonismo y no hay penumbra donde ocultarse.

La familia perfecta. Foto: Lola López.

A plena luz, el zapato masculino y el de taco aguja (ambos gigantes) forman un amenazante nido junto con el chupete de las mismas dimensiones, remitiendo a la infancia y a una familia tradicional con mamá y papá presentes… o al menos todos viviendo en la misma casa.

Arte, belleza y glamour

Toda forma de arte, para serlo, tiene que interpelar a quien la experimenta. Eso pensaba mientras caminaba alrededor de los objetos creados por Arias en cerámica y porcelana fría, entre los que se destacaban un bife de costilla y unas masas finas hiperrealistas (¿se seguirán llamando masas finas?).

Masas, infaltables cuando se iba de visita en los ochenta. Foto: Lola López.

También había objetos con guiños a la obra del director de cine mencionado al inicio de este texto, glamour y belleza incluidos.

Porque, claro, en la belleza que encaja dentro de lo heteronormativo también puede haber algo de siniestro o, al menos, algo de doloroso. Igual que en el tremendo deseo de tener una familia perfecta, como sea, y cueste lo que cueste.

La muestra del renombrado artista argentino se puede visitar hasta el 11 de abril, en la galería Cosmocosa Montevideo 1430, CABA, de lunes a viernes de 14 a 19, con entrada libre.


Puede que te hayas perdido