«Memorias de un caracol», animación para adultos
Por Luján Gassmann (lujan.gassman@elcafediariook.com)
Edición: Florencia Romeo (florencia.romeo@elcafediariook.com)
Memorias de un caracol es un film animado que se sitúa en la Australia de los años 70 y cuenta la vida de Grace Pudel, una niña solitaria que se refugia en su pasión por las figuras de caracoles y las novelas románticas. Luego de la muerte de su padre y la posterior separación de su hermano mellizo, Grace enfrenta una serie de desafíos emocionales hasta que conoce a Pinky, una anciana excéntrica que transformará su vida por completo.
Su galardonado director Adam Elliot, conocido por Mary and Max y Harvie Krumpet entre sus films más recientes, es reconocido por su estilo único en la animación en stop motion. En esta oportunidad regresa a la pantalla grande con Memorias de un caracol, que se estrenó en las salas argentinas el 20 de marzo y tiene una propuesta profundamente emotiva que promete cautivar a la audiencia de todas las edades.

Un film muy premiado
Memorias de un caracol ha sido reconocida internacionalmente y obtenido numerosas nominaciones. Por ejemplo, como Mejor Película de Animación en los Premios Oscar y los Globos de Oro. Ganó el premio a Mejor Largometraje en el Festival de Annecy 2024, además de nominaciones como Mejor Director (Adam Elliot), Mejor Película, Mejor Actor (Kodi Smit-McPhee) y Mejor Actriz (Sarah Snook) en los Annie 2024, galardones del cine australiano.
Un caracol que cautiva a grandes y niños
Desde su estreno Memorias de un caracol ha sido aclamada por la crítica por su narrativa profunda, la emocionalidad y su humor negro. Parte del encanto de este film, ideal para amantes del mundo melancólico propio de Tim Burton, radica en las voces originales de destacados actores australianos, tales como Sarah Snook (Succession), Kodi Smit-McPhee (El poder del perro) y Eric Bana (Hulk, Munich).

Adam Elliot, quien ganó un Oscar por su cortometraje Harvie Krumpet, desde sus comienzos se interesó por explorar las complejidades en las relaciones humanas a través de su distintivo estilo de animación. Su enfoque en personajes inusuales y su narrativa emotiva consolida su reputación como uno de los cineastas más innovadores en el género de la animación para adultos.
«Simplemente obtengo todos los ingredientes que quiero en la película, trato de encontrar una manera de unirlos y luego elaborar una cronología en la que cambie entre la luz y la oscuridad«, aseguró Elliot en una entrevista.
Memorias de un caracol es una cita imperdible para los amantes del cine reflexivo y de calidad. Su historia es conmovedora, está llena de humor y mucha melancolía, lo que confirma a su director como un maestro de la animación para adultos.
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