«El crepúsculo de las especies», un futuro difícil
Por Guillermo Tagliaferri (guille.tagliaferri@elcafediariook.com)
Edición: Florencia Romeo (florencia.romeo@elcafediariook.com)
Los continuos y reiterados ataques al ecosistema son una realidad que muchos no toman con la seriedad requerida. En estos últimos años, los desastres naturales, originados en la desidia y la irresponsabilidad de los humanos, se vienen replicando en distintos sectores del planeta. La película nacional El crepúsculo de las especies refleja esta penosa realidad y advierte sobre un futuro alarmante.
Esta fábula visual, que explora nuevos universos sensoriales, se ambienta en el año 2063, haciendo foco en un extinguido bosque de caldén, en la localidad pampeana de Naicó, cuya vegetación y fauna también se extinguió por efectos de los humanos. La escena se repite en toda la Tierra y por eso la humanidad va abandonando el castigado planeta, dada la carencia de oxígeno atmosférico.
Diana -protagonizada por Marta Lubos-, una bióloga de 75 años, le va relatando a su nieta, una de las ocupantes de las naves que evacúan la Tierra, los datos sobre la fauna y flora desaparecidas, mientras recuerda y relata la historia de Miguel (Miguel Ángel Fiorucci), el último guardián de los bosques pampeanos, un ex cazador que a partir de un incendio forestal cambió la caza por la protección de la naturaleza.

La particularidad de esta película, escrita, dirigida y musicalizada por Alberto Romero, es que está rodada con cámaras infrarrojas, una luz que el ojo humano no ve, pero que muestra de manera sorprendente la energía de la vida y los abismos del cosmos.
Un director con raíces pampeanas
Tras la función de preestreno para la prensa, El Café Diario entrevistó a Alberto Romero. Su obra cinematográfica como director incluye el documental Carne propia y la ficción Infierno grande, a la que ahora suma El crepúsculo de las especies.
Como guionista, trabajó en diversas películas documentales y de ficción, en colaboración con sus directores. Además, compuso y ejecutó la música original de obras de teatro y cortometrajes independientes, y de su largometraje Carne propia, y lleva adelante sus proyectos musicales Cosmo y El Tito.

¿Cómo surgió El crepúsculo de las especies?
Bueno, la idea de la película, en realidad, antes de ser una idea, es el encuentro con La Pampa, la provincia de la que viene mi familia y en la que ya filmé otras dos películas. Y el encuentro con un personaje que es Miguel, este campesino que defiende a la naturaleza a capa y espada, o a escopeta y capa. Y quise hacer una película con esos elementos.
Miguel parece un personaje ficticio, pero queda claro que es una persona real.
Sí, Miguel es un personaje verdadero y casi todo lo que se cuenta de él es verdad. Así, un poquito lo empecé a filmar a Miguel y fui encontrando la historia, la fui escribiendo un poco durante el rodaje.

La película tiene muchos datos sobre la fauna y la flora de La Pampa, con detalles científicos precisos de las especies animales y vegetales mostradas. ¿Cómo fue el proceso de investigación y recopilación de datos e información?
Sí, hubo una investigación grande. Yo, además, vengo de una familia de científicos. Mi papá era paleontólogo y mi mamá, física, entonces estoy acostumbrado a muchos elementos del lenguaje científico. Siempre fue una cosa que estuvo a mi alrededor y son temas que a mí me interesan.
La Pampa, protagonista de El crepúsculo de las especies
Impactan las imágenes de Naicó, en La Pampa. ¿Cuánta influencia encontraste en esos paisajes naturales y su entorno?
Particularmente, el ámbito del bosque pampeano a mí siempre me resultó hermoso, muy interesante, y me pareció una linda manera de mostrarlo, poner la lupa sobre cada uno de sus elementos de una manera entre científica y poética.
En la película, los enemigos visibles del ecosistema son las quemas, intencionales o no, de la vegetación y la caza prohibida y desaforada de animales en peligro de extinción. Dos temas que realmente son preocupantes, ¿no?
Son temas que preocupan realmente, el de los cazadores furtivos y la quema de campos. Uno ve la dimensión que tiene, pero, como dice la película, puede estar extinto todo en algunos años.

¿Coincidís en que el ser humano es el gran responsable de la destrucción de los ecosistemas?
Sí, ahí está la gran cuestión de la influencia del hombre sobre los ecosistemas. Cualquier presencia humana en un ecosistema genera modificaciones. El problema es cuando esas modificaciones implican una desaparición de los ecosistemas, una transformación irreversible. Y eso es lo que está pasando en el bosque pampeano y lo que vemos hoy en día en El Bolsón y en otras regiones del país y del mundo, como California.
¿Pensás que se tomará real conciencia del desastre que se avecina si no cambia el cuidado del medioambiente?
Estamos en un momento en que los efectos del calentamiento global se están acentuando notoriamente y bueno… es un tema casi inevitable. Si uno habla del bosque en este momento no hablar del fuego es como dejar afuera un elemento vinculado. Hoy están muy asociados, lamentablemente.
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