La magia de la danza, el cine y una medusa

La magia de la danza, el cine y una medusa

Por Lola López (lola.lopez@elcafediariook.com)

Edición: Florencia Romeo (florencia.romeo@elcafediariook.com)

Una medusa descomunal late y se mueve como ya sabemos que se mueven las medusas: lenta, hipnótica y ciclópeamente.

-Es un mandala, ¿no?, murmura alguien.

-Más bien un girasol gigante, le responden.

Es todas esas cosas y muchas otras, seguramente, en la función siguiente, porque el inicio de Colossus es enorme y descomunal, una marcha precisa de bailarines y bailarinas que se articulan y desarticulan todo el tiempo, como estirando los límites del cuerpo.

Daniela López separando las aguas humanas. Foto: Carlos Furman.

El estreno de Colossus, de la coreógrafa australiana Stephanie Lake, en el Teatro San Martín de Buenos Aires, fue con la sala Martín Coronado a pleno y en el aire se sentía una expectativa especial. Al finalizar la obra el aplauso fue sostenido, emocionante y denso, como una ola que no terminaba nunca, una ola que se llevaba a la colosal medusa que había dado inicio a ese espectáculo hacía solamente 50 minutos.

Interpretada por el Ballet Contemporáneo –dirigido por Andrea Chinetti y codirigido por Diego Poblete– y egresados del Taller de Danza del Teatro San Martín, Colossus consiste, entre otras cosas, en una sucesión de escenas y de estados de ánimos. De «escenas» por el tinte cinematográfico, ya que por momentos parece estar viendo a Chaplin con sus movimientos rígidos, luego es como si nos asomáramos a un documental de Leni Riefenstahl (que también fue bailarina) y finalmente uno como espectador se siente inevitablemente interpelado por imágenes que remiten a The Wall.

Medusa que se desgrana lenta. Foto: Carlos Furman.

Luego de la medusa/mandala aparece otra magia, como la de los cuentos donde una maga domina a las multitudes con sus poderes, o a su versión más bíblica cuando Moisés divide las aguas y toda la naturaleza se rinde a sus pies. Todo de la mano y con la presencia de Daniela López que camina por el escenario con fuego en sus manos.

Y ahí es cuando el espectáculo se pone más tenso, intensidad que sigue subiendo cuando los bailarines ejecutan una danza de empellones, saltos, vueltas carnero y sacudones. Es «solo» una danza, sí, pero resulta inquietante. Hay algo en esa violencia no violencia que de algún modo trae la siguiente reflexión: ¿Por qué nos parece tan natural lo violento? ¿Por qué está presente (casi obligatorio) en series, podcasts, redes y obras? Seguramente desde la psicología se podrá hablar del goce de lo salvaje o desde la antropología de lo atávico del ser humano. Más allá de cualquier teoría, da para seguir pensando.

Colossus

Teatro San Martín

Avenida Corrientes 1530, CABA

Jueves a sábados a las 20 y domingos a las 17 (hasta el domingo 30 de julio)

Entradas en https://entradasba.buenosaires.gob.ar/

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