«Cría ángeles», entre la locura y la delincuencia

«Cría ángeles», entre la locura y la delincuencia

Por Guillermo Tagliaferri (guille.tagliaferri@elcafediariook.com)

Edición: Florencia Romeo (florencia.romeo@elcafediariook.com)

Cría ángeles… y te abrirán los ojos, obra teatral que registra el encuentro casual de dos marginales apuntados por los habituales prejuicios de la sociedad, plantea el interrogante sobre si un hombre que perdió la razón puede ayudar a otro hombre que es perseguido por la policía y la justicia.

Tomás (Juan Tammaro), un delincuente juvenil, al borde de la desesperación, aguarda la llegada de su cómplice para huir. Está en un mirador, en un lugar incierto de la Patagonia, al borde de la ruta. Alterado, nervioso y excitado, no para de proferir insultos.

La imprevista llegada de Ángel (Ariel Leyra), portando sus muñecos de ángeles de madera, fabricados con sus propias manos, lo enfurece aún más. Tomás desconfía de este hombre que habla del poder de los ángeles y hasta se cree uno. No lo quiere cerca y se lo manifiesta con malos modos.

Sin embargo, a medida que avanza la historia, ese rechazo del delincuente hacia el artesano, un paciente con salidas transitorias del centro de salud mental, va tomando un camino de comprensión, afecto y complicidad.

Ángel, el hombre que trata de encauzar, y Tomás, el joven delincuente que pasa del rechazo a la escucha de los consejos.

Dos vidas duras     

Ambos coinciden en un pasado duro y cruel. Tomás fue abandonado de bebé y pasó del orfanato al reformatorio y luego a la cárcel. Cuando parecía que se reformaba, la tentación de un robo suculento lo aparta nuevamente de la buena senda.

Ángel, maestro de escuela y poeta, había emigrado de Chaco, acuciado por la pobreza, y junto a su esposa y su recién nacido hijo creyó encontrar el paraíso en el Sur. Pero, desaires y desazones le hicieron perder la cordura y su familia lo internó en el manicomio y luego desapareció.

Relatos de sus pasados, confesiones, consejos y la proyección de su hijo alejado que Ángel cree ver en Tomás, generan un vínculo especial entre estos personajes envueltos en una fuerte crisis, aunque originada y desarrollado por motivos muy diferentes.

Resaltan las performances de Tammaro, cargado de agresividad, odio y desconfianza, y de Leyra, reflexivo, sensible y vulnerable. Ese contraste entre la crueldad innata de Tomás y el impulso místico de Ángel es llevado con mucha eficacia con actuaciones que le dan un tono conmovedor a la obra.

Tomás con uno de los ángeles fabricados por Ángel. La combinación entre el hombre reflexivo y el violento es muy bien llevada por ambos actores.

Marcela (Lucía Lavorano), la novia de Tomás e hija de la víctima del robo, está desesperada y no deja de llamarlo por teléfono. Pero, para él ¿se trata de un amor verdadero o lo toma como un triunfo sobre la clase dominante que no lo respeta?

El texto corresponde al siempre vigente Ricardo Halac, quien a los 90 años continúa disparando interesantes y profundas propuestas. El experimentado dramaturgo, además, está presente, siguiendo atentamente cada una de las funciones. 

Tomás, el malo de Cría ángeles   

Juan Tammaro, el joven ladrón de Cría ángeles, participó en anteriores obras de teatro, como Romeo y Julieta; Historias de un callejón; Terapia; Gritos del silencio; Historias para ser contadas; Decir sí y Golpes a mi puerta. Finalizada una de las funciones respondió a las preguntas de El Café Diario®.

Cría ángeles muestra que dos personas en plena crisis pueden entenderse y ayudarse mutuamente, ¿no?

Es una obra muy linda. Muestra el acercamiento de un hombre que está perdido, que no sabe cuál es su camino y se le aparece alguien que está perdido, de otra forma, y que lo acerca mucho al camino que tiene que seguir. Es una historia hermosísima, una montaña rusa de emociones, digamos. Es una historia maravillosa de Ricardo Halac.

Refleja que puede haber mucho en común entre un loco y un preso…

Exactamente. Hay un límite muy finito entre esa locura de Ángel y esa adrenalina constante del chico delincuente. Aunque, como digo yo, se lo puede definir como un atorrante, más que nada. 

¿Qué te atrajo más cuando conociste el texto de la obra y el personaje que debías interpretar? 

Cuando leí por primera vez el libreto me pregunté: «¿Cómo hago ahora con esto?», porque ese personaje se aleja mucho de lo que yo soy en el día a día, Entonces me dije: «¿Cómo lo encaro?«, y fue todo un desafío a nivel personal. Me ayudaron mucho la guía del director, Rodolfo Hoppe, y de Mariela Alcalá, que es nuestra coach de actores. Ellos me fueron guiando y juntándome con mi compañero. Y fue agarrar el libreto y leerlo, leerlo y leerlo. Creo que ahí estuvo la cuestión para poder desarrollarlo. 

¿Fue muy exigente el proceso de ensayo y ensamble? 

Durante dos meses trabajamos muy a fondo. Fue muy exigente pero hermoso. Estuvimos metiéndole fuerte a los ensayos tres veces por semana, lunes, miércoles y jueves. La verdad que fue una experiencia a nivel personal muy linda.

¿Qué valor le das a que el dramaturgo sea una personalidad tan destacada y respetada en el ambiente como Ricardo Halac?

La verdad es que, a nivel personal, estoy muy emocionado de trabajar con él. Es un honor tenerlo cerca y poder compartir su visión y sus enseñanzas. Se lo dije personalmente y se lo digo a todo el mundo, que me siento tocado, porque es algo que me voy a llevar para siempre en mi carrera.

CRÍA ÁNGELES

Teatro El extranjero

Valentín Gómez 3378, CABA (mapa)
Domingos, 20:30 horas

Entradas en la sala o en Alternativa teatral 

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