Tres tiempos: madre, hija y nieta entre sentimientos y danza
Por Guillermo Tagliaferri (guille.tagliaferri@elcafediariook.com)
Luego de su paso por el Festival Internacional de Mar del Plata, donde recibió la mención especial en la competencia argentina, la película Tres tiempos tendrá su estreno en las salas nacionales el jueves 11 de diciembre.
Tres mujeres, tres generaciones, tres historias que se entrelazan. Abuela, madre e hija van viendo como sus roles se desdibujan, se intercambian y se resignifican como se fuese un juego de espejos. Abundan la sensibilidad, la introspección, las pasiones, los secretos y muchos primeros planos, con miradas y silencios que dicen mucho.
La acción se desarrolla en una mansión rodeada por vegetación, montañas y el lago Nahuel Huapi, en Villa La Angostura. El Messidor -sólo se filmó el exterior, los interiores se rodaron en una casona de Buenos Aires- es la residencia donde Emma, la abuela, vive con Alicia, su nieta adolescente, en absoluta soledad y amparadas por ese magnífico paisaje natural que brinda la Patagonia.

Una llegada que altera la rutina
Todo transcurre normalmente entre Emma y Alicia, con la abuela controladora y algo autoritaria, que entre las enseñanzas caseras hace énfasis en la danza, su pasión durante su juventud. La nieta es una alumna aplicada de los pasos y los movimientos de baile.
Esa rutina se altera con la visita de Bárbara, hija de Emma y madre de Alicia, una mujer con problemas mentales y su cuidador terapéutico. En esa convivencia emergen tensiones, deseos, identidades y secretos. Una película muy al estilo del cine francés; con un enfoque filosófico y artístico profundo.
Entre las tres mujeres se van tejiendo una historia lineal e íntima, expresándose además con sus cuerpos a través de la danza, reforzando con mucho sentimiento, y simbolismo, los lazos y vínculos familiares.
Mara Bestelli, Florencia Dyszel, y Violeta Postolski son las actrices que interpretan a las tres protagonistas y Fernando Contigiani es el acompañante y testigo de este mundo femenino y familiar.

La ópera prima de Marlene Grinberg
Guionista y directora, Marlene Grinberg cumplió ambas funciones en Tres Tiempos, su primera vez dirigiendo un largometraje. Licenciada en Diseño de Imagen y Sonido, en la UBA, anteriormente tuvo a su cargo los cortometrajes Mi reina, Hoy empieza otra vez y Todas mis Lolas.
«Yo empecé a bailar de muy chica, aprendí muchos años con María Fux, hice danza terapia y de sus clases me quedó fuerte el hecho que la danza puede transformar muchísimas cosas internas y temas vinculares», contó Grinberg en el prestreno de Tres tiempos para la prensa.
Continuó: «Tenía ganas de contar una historia donde la danza tuviera un lugar en la trama. Que no fuera algo accesorio, sino desde el baile y movimiento de los cuerpos contar esa historia. Llegamos a Diana Szeinblum, una gran experta en coreografía, para trabajar el tema corporal de los personajes. Había que armarlo. Y sobre todo película tiene una buena bailarina como Mara».

Grinberg reforzó su pensamiento: «Soy fanática de las clases de danza, me parece que todos deberíamos ir a clase de danza. En Argentina tenemos bailarines increíbles, el nivel de danza es muy alto».
Explicó que «este proyecto nació hace más de diez años, en un taller de guion en la UBA, con la profesora Irene Ickowicz Esta buenísimo escribir con gente, en equipo, en ese intercambio nacen las mejores ideas. Y después lo empecé a desarrollar en talleres en Cuba, Francia y Colombia».
Señaló que: «En 17 jornadas filmamos la película, que es muy poco tiempo, después siguió el proceso de montaje y producción de sonido que hicimos en Uruguay y producción de color en Chile. Estrenamos en el Festival Molodist en Ucrania y después estuvimos en los Festivales Iberoamericano de Trieste, Rizoma de Madrid y recientemente en Mar del Plata».
«Que esta abuela le quiera imponer su estilo de vida a la nieta, queda trastocado cuando llega la hija con un movimiento diferente y mucho más orgánico. Trastoca la comunicación y trastoca esa manera en la que estos cuerpos están vinculándose con ese espacio. Hablamos mucho de la casa también, de esa casa como un personaje más, que las contenía y que también las encerraba», concluyó.





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