1955-Recuerdos del olvido: bombas, odio y memoria
Por Guillermo Tagliaferri (guille.tagliaferri@elcafediariook.com)
Un hecho trágico, de los tantos, de la historia argentina aconteció el 16 de junio de 1955, cuando aviones de la Armada bombardearon la Plaza de Mayo, causando más de 300 muertos y más de 800 heridos (las cifras exactas nunca fueron confirmadas). El motivo de ese ataque, que tuvo a ciudadanos comunes como víctimas, era derrocar al gobierno de Juan Domingo Perón, objetivo alcanzado poco tiempo después.
En ese contexto temporal e histórico se desarrolla 1955-Recuerdos del olvido, obra teatral que combina los hechos puntuales con un drama familiar que expresa claramente los sentimientos y pensamientos de dos puntos de vista diametralmente antagónicos. Una cruel grieta política; nada que no se haya extendido con el paso de las décadas.

Cuñados, camaradas de armas y aviadores
Julio, interpretado por Ariel Leyra, es un aviador de la Armada designada para arrojar las bombas sobre la Casa Rosada y sus alrededores. Igual que su cuñado Eduardo, a cargo de Lucas Álvarez, odiador empedernido del peronismo, inescrupuloso y con ambiciones de poder.
El bombardeo trae consecuencias que atormentarán a Julio, quien lleva una doble vida: casado con Gloria – Agustina Saénz–, y amante de Delia –Sabrina Cristovao-, con quien tuvo una hija, Rosa –Nicole Trasandes-.
Dos mujeres, dos clases
Las dos mujeres grafican a la perfección el enfrentamiento social: Saénz (Gloria) pertenece a una familia tradicional, oligarca y antiperonista, Cristovao (Delia) es una humilde trabajadora, de clase media-baja, costurera, peronista. Dos mundos distintos, plagados de rencores, resentimientos y odios irreconciliables.
Igual de brillante y expresiva es la actuación de Trasandes (Rosa), ilusionada con sus éxitos en competencias deportivas escolares y sufriendo por no tener un padre siempre presente.

Algo sale mal
En la obra, escrita por Jorge Alberto Giglio y dirigida por Lizardo Laphitz, un plan ideado por Julio (Leyra), apuntado a su situación sentimental, falla y ese hecho lo lleva a tortuoso peregrinar donde esa salvaje violencia que ejerció contra otros se le vuelve, como un búmeran, contra él mismo.
Ante lo irreparable, oscilará entre la culpa, la duda y la locura. Su vida se desmorona y se interna en una cobarde necesidad de sepultar lo ocurrido en la impunidad y en el olvido.

Delia, la luchadora que soñaba con una familia normal
Sabrina Cristovao, con paso teatral en Made in Lanús, El secuestro, ¿Por qué mamá?, La edad de la madurez y Universo Mishima, respondió la entrevista de El Café Diario®, tras finalizar la función de estreno. En la obra es Delia, personaje al que define como: «Una mujer muy trabajadora, que va para adelante; su hija es la luz de sus ojos. Y tiene una relación complicada con Julio».
Sin dar detalles clave para quienes todavía no la vieron, ¿qué podés contar de 1955-Recuerdos del olvido?
La obra se trata de la vida de Julio, que toma ciertas decisiones que le traen determinadas consecuencias. Y ahí te dije todo, pero sin decirte nada, ¿cierto? Hay un contexto histórico, social y político, que ocurre en 1955, con Perón al poder y una oposición muy fuerte. Y hay un hecho clave, histórico, muy triste, que tuvimos acá en Buenos Aires, que lo vamos a recordar.
En la obra se destaca una frase que dice «es más sencillo olvidar», ¿ese sería el mensaje?
Obviamente, no hay que olvidar. Tenemos que recordar y, bueno, esperar que algo así no suceda más. Es más fácil el olvido, ¿no? Porque nos resulta más fácil olvidarnos de las cosas, porque duele, quizás, hacerse cargo de lo que pasa.

En nuestra historia no se menciona demasiado ese bombardeo y sus consecuencias, es como un hecho oculto.
Exacto. En un momento, mi personaje dice, ¿alguien se acuerda de nosotras? Y representa a todas las personas que fueron víctimas de muchas situaciones que después quedaron olvidadas, lamentablemente. Entonces está bueno, a veces, recordar un poco.
Investigar, indagar y crear
¿Cómo fue la preparación de la obra y de tu personaje? ¿Tuviste que hacer trabajo de investigación histórica y política?
Primero hubo como una mesa, una puesta en común. El director nos dio la obra y la leímos, y él nos dijo que vamos a interpretar a determinado personaje. En mi caso, me tocó Delia, yo saqué toda la información que me dio el autor y ahí empecé a construir. Después sí todos, los actores, con el director, con el vestuarista, el escenógrafo, todos hablamos de este hecho histórico. Cada uno aportó. Vimos fotografías, vimos videos, nos nutrimos de todo lo que pasó. Y después suceden cosas raras.
¿Por ejemplo?
Yo tengo un local, en San Antonio de Padua, y ¿qué pasó? Un día entró un hombre y le conté de la obra que estábamos preparando y me dijo: mi primo estaba ahí, ese día era un jueves, y lo mataron. Me reimpactó. Se acordaba que el bombardeo fue un jueves, y sí realmente fue un jueves y eso me pareció muy fuerte. Bueno, la idea es esa, es recordar lo que pasó en honor a todas esas personas que fueron víctimas.
Esa división, esa grieta, esas posturas enfrentadas que se ven en 1955-Recuerdos del olvido nunca se zanjó y en la actualidad sigue vigente, ¿te parece?
Mirá, cada uno va a interpretar lo que crea. Si lo podés comparar con lo que pasa hoy, sí podés. Cada cual hará su interpretación y su paralelismo con lo que pasado y lo que está pasando.
1955-Recuerdos del olvido
Tte. Gral Juan Domingo Perón 2115, CABA
Sábados, 21:00 horas
Entradas en venta en Alternativa Teatral




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