«Sin salida», la cruda realidad de la trata de personas
Por Guillermo Tagliaferri (guille.tagliaferri@elcafediariook.com)
Edición: Florencia Romeo (florencia.romeo@elcafediariook.com)
Una atractiva joven es secuestrada y trasladada a un pueblo lejano, donde es obligada a ejercer la prostitución. ¿Tendrá posibilidades de escapar y recobrar su vida normal? ¿Podrá romper la cadena de complicidades y protecciones? ¿Existe una forma de recuperar la paz? En el desarrollo de Sin salida, película argentina que se estrenó este jueves 7 de noviembre en los cines nacionales, es posible adentrarse en esa sórdida y cruel realidad.
Sin salida es ficción, aunque está basada en hechos reales y refleja una verdad conocida por muchos y combatida por pocos. La acción de la película permite penetrar en la mente, y cuerpo, de víctimas y victimarios y es un alegato a una triste verdad. Una historia de terror, que lamentablemente no es una mera coincidencia con la realidad.
Minerva Casero interpreta a Ana, una joven universitaria miembro de una familia porteña de alto poder económico, que es raptada al azar, atada y amordazada en el baúl de un auto. Tras recorrer muchos kilómetros es trasladada a un lejana casa donde conocerá el objetivo de su captura por parte de una red de trata: ser utilizada como prostituta.

Distintas puertas, pocas salidas
La película abre distintas alternativas, de acuerdo a las decisiones que tome la joven secuestrada. En su desesperación por huir e intentando ganar la confianza de sus captores, clientes, vecinos y hasta autoridades, las alternativas son cambiantes, aunque todo parece indicar que está atrapada en un ciclo difícil o imposible de salir.
Laura Novoa, Gustavo Bassani y Fabián Arenillas completan el elenco principal de este thriller de 110 minutos de duración. Recibió el premio en la categoría Largometrajes en el Festival Internacional de Filmes de Ostia 2024 y, además, Minerva Casero se quedó con el premio a la mejor actriz.
La trata de personas, para ser utilizadas en prostitución, como el caso de Sin salida, extracción de órganos o esclavitud laboral, es un problema global y las estadísticas de Naciones Unidas indican que aproximadamente 2 millones y medio de personas fueron capturadas por estas redes criminales.

Sin salida y un guionista y director misterioso
El guionista, director y productor de Sin salida se refugia en su seudónimo: Who. Se inició en el rubro de la publicidad y luego se sumergió en el mundo del cine y Soy tu karma, en 2017, fue su opera prima. Elude dar su nombre y sus datos y para las fotos en los reportajes se coloca una careta. El Café Diario lo entrevistó, tras el preestreno de prensa, de su flamante obra.
¿Cómo surge la idea de esta película?
Es una temática bastante compleja, bastante oscura y bastante oculta. Me llegó un cuento de un guionista amigo, que se convirtió en coguionista en esta película y enseguida me di cuenta de la gravedad de la trata de personas. Y empezando a investigar nos dimos cuenta de que había una profundidad increíble y que como sociedad hay que hacerse cargo de esto y hacer algo.

¿Tuviste reuniones o consultas con policías, jueces y chicas secuestradas para reforzar el guion?
No, básicamente hicimos una investigación con organizaciones, ONGs, y estudiamos todo lo que salió publicado y editado sobre los casos más importantes, a grandes rasgos. Y el desafío era como abarcar todo eso en una sola película de 1 hora y 50 minutos y con un presupuesto acotado.
¿Hay salida?
Sin spoilear, Sin salida muestra que hay varias salidas posibles pero que, en realidad, es muy complicado hallar esa salida, ¿no?
Sí, la realidad es que la película plantea cuál es la salida de esto. Creo que también la historia de los casos que hubo y hay demuestra que algunas chicas han logrado salir, pero no han salido, no sé si se entiende.
Cambiando de tema, ¿por qué no querés difundir tu identidad verdadera?
Porque estoy convencido de que es más importante la obra que el director. No escondo nada, se sabe mi nombre y quien soy y conocen mi rostro. O se puede averiguar fácilmente. Pero, insisto, lo principal es la película y no quien la hace. Eso es, para mí, lo que debe prevalecer.
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