«Las Juanas», ocho mujeres valientes y transgresoras
Por Guillermo Tagliaferri (guille.tagliaferri@elcafediariook.com)
Edición: Carla Scardino (carla.scardino@elcafediariook.com)
Las Juanas, una herejía cósmica, obra que transita su tercera temporada, propone un recorrido por ocho mujeres con el mismo nombre, que hicieron historia y dejaron un legado valiente y duradero.
Las Juanas habla de mujeres audaces y transgresoras que enfrentaron a los poderes, la violencia, la discriminación y sufrieron persecuciones, castigos y condenas, pero que nunca bajaron sus banderas ni traicionaron sus sentimientos.
Giovanna Marturano, Juana la Loca, Juana de Arco, la Papisa Juana, Juana Azurduy, Juana de Ibarbourou, Sor Juana Inés de la Cruz y la argentina Juana Manso son las mujeres que lucharon por sus ideales y siguieron sus instintos fieles a sus creencias. Sobre un escenario, sencillo y bien aprovechado, Agustina Toia interpreta, con sentimiento y emoción, a cada de ellas.
De manera ininterrumpida y con un vestido que se va modificando y acomodando de acuerdo a lo requerido por cada una de las Juanas, Toia las recuerda, las rememora, las enaltece, robustece su coraje y da pinceladas de sus historias.

«Las Juanas», con identidad y coraje
La protagonista, que también es la dramaturga, le brinda una fortaleza y fisonomía particular y una sensibilidad emotiva a sus Juanas, tan relegadas y menospreciadas por la historia.
Refleja sus épocas y sobre todo invita a reflexionar sobre el juzgamiento hacia las féminas en el pasado por parte de una sociedad conservadora y tradicionalista.
Algunas de las ocho Juanas aquí personificadas alcanzaron más trascendencia y son más conocidas, otras permanecieron en el ostracismo, y esta obra aporta una luz de información.
El largo proceso de Las Juanas, explicado por su autora
Agustina Toia escribió el texto y le presta su cuerpo, su voz y su sentimiento a las Juanas. Es también la productora general, a través de Toia&Callaci, compañía internacional de teatro físico, poético, político y popular que creó con Severo Callaci, director y responsable de la puesta en escena de Las Juanas, una herejía cósmica.

¿Cómo elegiste a cada una de las Juanas y cómo fue el proceso de definir la dramaturgia?
Bueno, fue un trabajo de muchos años, aproximadamente diez, desde que las empecé a pensar hasta que armé al espectáculo. Yo vivía en Italia cuando arrancó todo esto, y ahí empecé a pensar a Juana de Arco, a sor Juana Inés de la Cruz, a Juana Azurduy.
Recordaba que cuando yo era chica mi abuela me recitaba las poesías de sor Juan Inés de la Cruz y de la poeta uruguaya Juana de Ibarbourou. Creo que las Juanas están en mí desde siempre, y las fui invocando de alguna manera.
¿Resultó muy exigente el trabajo de investigación y recopilación de información y datos?
Sí, un montón, fue un trabajo de muchos años de investigación. Además, fuimos a los lugares donde ocurrieron sucesos importantes: estuvimos en Ruan, por ejemplo, en la plaza donde quemaron a Juana de Arco. Hoy día es casi la misma plaza que en 1400 y eso fue algo muy fuerte.
Fuimos también al Vaticano a buscar la historia de la Papisa Juana. En una época estábamos de gira en México, y pudimos ir al claustro de sor Juana Inés de la Cruz, el lugar donde, como quedó documentado, la escritora nacida en España vivió cuando se ordenó monja.
La difícil tarea de elegir qué contar
Las vidas de estas ocho mujeres tienen tanto atractivo que dan para una obra exclusiva para cada una, ¿qué criterio elegiste para condensar en esos pocos minutos que se ven en escena?
Fue un gran desafío, totalmente. Me planteé qué parte elegir de esas vidas tan intensas. De las que no eran tan conocidas, busqué decir lo esencial.
Y de las que ya son más conocidas, como Juana de Arco o Juana Azurduy, traté de buscar cosas que no se saben tanto. Por ejemplo, de Azurduy fue contar que le quedó sólo una hija viva y que nunca se volvieron a encontrar.
Recordarlas y valorarlas en esta obra, ¿fue darle voz y revivirlas?
Pensamos en darle a cada Juana una oportunidad en la vida, aunque ya murieron todas, en distintas épocas. La idea era darles una oportunidad de volver a pronunciarse, comprobar qué dirían, qué harían. Y bueno, esa fue un poco la búsqueda.

Un «papa» mujer
¿Alguna de estas Juanas consiguió convertirse, entre comillas, en tu favorita?
Sí, la Papisa. La adoro, la amo y me divirtió hacerla. Era la Juana que no conocía y me parece maravillosa su historia, haya sido verdad o no, sea mito o realidad, ya no importa.
Me dije: «Voy a darle oportunidad de salir de la tumba«. Quedé indignadísima porque la enterraron como hombre. Ella se camufló como papa; se fajó las tetas, hablaba tres idiomas y tenía el pelo corto, entonces dijeron: listo, es hombre.
¿Qué resaltas más de todas las Juanas: el coraje, la personalidad, la rebeldía?
La rebeldía. El camino interno, un poco esa cosa de que todas se rebelaron a su tiempo y a su época. Algunas lo hicieron con la pluma, otras con la espada, otras con la militancia política o desde diferentes ámbitos. Las pensé y creo que eso es lo que me identifica mucho también, creo que está atravesada toda mi vida en esta obra.
¿Qué apreciación hacés de sus luchas, pese a tanta adversidad y rechazo de la sociedad y del poder?
Es una característica muy personal de sus vidas. Todas fueron consideradas herejes, por eso la llamamos una herejía cósmica. Todas creyeron en su propio camino y siguieron adelante.

En ese sentido se avanzó mucho en los últimos tiempos, aunque todavía falte, ¿no te parece?
De hecho, la escena final es con Juana Manso, quien escribió el primer tratado sobre la emancipación de la mujer en el año 1800 y pico. Y hoy ese texto queda muy desactualizado. Entonces hice una reescritura de ese grito, digamos, y hago mi tratado sobre la emancipación de la mujer, de lo que yo quiero decir hoy en día.
Con todas las Juana fue un poco así, tomar su poesía, pero hacerlo todo propio.
Más allá del aspecto histórico, hay un fuerte mensaje a la mujer de hoy, ¿no?
Sí, claro. Totalmente.
Las Juanas, una herejía cósmica
La Carpintería Teatro
Jean Jaures 858, CABA
Sábados de mayo, 20 horas
Entradas en la sala o en Alternativa Teatral



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