«La imagen santa», la icónica foto de Gilda llega al cine

«La imagen santa», la icónica foto de Gilda llega al cine

Por Guillermo Tagliaferri (guille.tagliaferri@elcafediariook.com)

Una foto puntual de Gilda se convirtió en emblema y es la imagen más visualizada y difundida de la cantante de cumbia, fallecida hace tres décadas en un accidente de tránsito. Con una corona de flores en su cabeza, un vestido y una capa azules, la melancólica mirada al cielo y un ramo en sus manos, esa fotografía es icónica.

El fotógrafo de esa imagen, que fue tapa del disco Corazón valiente, permaneció casi en el anonimato durante un largo tiempo. La película documental La imagen santa, estrenada en el Festival de Cine de Mar del Plata y luego en otras muestras en Argentina y el exterior, y que tendrá una función única el viernes 3 de octubre en el Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635, CABA), lo trae a escena.

La foto que se convirtió en «La imagen santa»

Silvio Fabrykant se dedica desde hace décadas a retratar fotográficamente a actores, artistas, músicos, modelos, escritores, presidentes y políticos, fundamentalmente, y en su extensa trayectoria posaron para sus cámaras miles de personajes, escenarios y paisajes. Pero ninguna alcanzó la trascendencia de esa foto de Gilda.

Un tramo de la película, la famosa imagen de Gilda y, de espaldas, su autor, Silvio Fabrykant.

Esa imagen que luego de la trágica muerte de Gilda, trascendió de la tapa del disco y se viralizó en estampitas, murales, carteles, afiches, banderas y remeras. Y que es infaltable en las muestras de fe y agradecimiento hacia quien es considerada una santa popular por los milagros que se le atribuyen. Es una especie de foto sagrada.

En esa obra artística de Fabrykant, aunque él mismo rechace esa calificación, hace eje La imagen santa, escrita y dirigida por Pablo Montllau. El fotógrafo es el personaje central de este documental, donde se ven escenas de la devoción que genera Gilda, con testimonios, imágenes del santuario, del sitio de accidente, y del cementerio de Chacarita, donde descansan sus restos. Una interesante vuelta para contar una historia que seducirá a los devotos de la cantante y le aportará datos interesantes a quienes no están interiorizados de su repercusión y de la historia de la emblemática foto.

El fotógrafo fotografiado: Silvio Fabrykant posa delante del banner de la película, durante la entrevista con El Café Diario, en el preestreno en la sala de DAC (Directores Argentinos Cinematográficos)

Gilda, referente de la cumbia

La popular y admirada cantante y compositora, cuyo verdadero nombre era Miriam Alejandra Bianchi, ya era una referente de la cumbia cuando falleció al chocar con un camión el micro que la transportaba, junto a sus colaboradores y familiares, en el kilómetro 129 de la Ruta 12, en Villa Paranacito, provincia de Entre Ríos, el 7 de septiembre de 1996. Tenía apenas 34 años.

No fue olvidada; los temas entonados por su dulce y melodiosa voz –entre ellas No me arrepiento de este amor; Fuiste; Noches vacías; Se me ha perdido un corazón; Corazón valiente– siguen siendo cantados, bailados y escuchados.

La imagen de Gilda, tomada de la foto de Fabrykant, en el paso bajo nivel de la avenida Nazca, está presente en la película.

A sus cualidades musicales se le sumaron, después de su trágica muerte, según le atribuyen sus muchos devotos, la realización de milagros. Considerada una santa pagana, son varios los sucesos extraordinarios señalados por sus fieles seguidores.

Una exposición de fotos, el germen de «La imagen santa»

«Siempre tuve la ilusión de hacer algo sobre Gilda, pero no sabía bien qué. Un día abro el diario y veo que había una muestra, en el Centro Cultural Recoleta, de Silvio Fabrykant, que entre otras fotos era el autor de la famosa foto de Gilda, y ahí yo me dije: claro, hay un fotógrafo, hay una persona que sacó esta foto. Decidí ir a la muestra y cuando vi las fotos gigantes y vi todo su trabajo, empecé a pensar: quizás es por acá la forma de encarar un documental sobre el mito de Gilda», relata Pablo Montllau.

Sigue: «Le escribí por Facebook a Silvio, el autor de esta famosa imagen, quien le dio rostro visible a este mito. Me respondió, nos juntamos, empezamos a charlar y le dije que quería incluir su participación en la película, aunque aún no sabía cómo sería. Empezamos a grabar algunas cosas, y se daba la casualidad que se venía el 20º aniversario de la muerte de Gilda. Fuimos a filmar a los diferentes lugares donde se la homenajeaba y al ver siempre esa foto le insistía para que me cuente su rol en eso, qué magia había visto».

Silvio Fabrykant, fotógrafo y protagonista central, y Pablo Montllau, guionista y director de La imagen santa, durante la presentación ante la prensa.

«Así se dio naturalmente, dijimos: che, acá está el documental, en la relación de Silvio con esta imagen. Y el ecosistema, digamos, de Gilda se va a ir contando alrededor de eso», finaliza el guionista y director –Relámpago en la oscuridad y La imagen real, figuran entre sus obras anteriores–, quien puso fin a su nuevo documental tras una década de producción y filmación. 

El autor de la foto santa

En la función de preestreno para la prensa de La imagen santa, Silvio Fabrykant (quien a los 80 años se mantiene activo cámara en mano en su estudio fotográfico ubicado en Recoleta) habló sobre su famosa foto y sobre la película. Casado con la escritora Ana María Shua, el experimentado fotógrafo es padre de tres hijas, una de ellas es Paloma, también escritora y periodista.

Cuánta historia tiene esa famosa foto, ¿no?

Una historia que lleva mucho tiempo y se mantiene; se mantiene, sí, sí, sí. Es muy interesante. Y la película que ha hecho esta gente, Pablo Montllau y su equipo, es una maravilla. No estoy hablando de mí, estoy hablando de la película.  Me sorprendió, es una película sorprendente. Creo que mantiene el interés todo el tiempo. Y, bueno, al margen de que uno conozca o sepa de Gilda, es una gran película. 

Usted dice que esa foto salió medio de casualidad, ¿es tan así la cosa? 

Bueno, yo venía trabajando con esta productora discográfica, trabajé durante muchos años con ellos. Me llamaban a mí y entre tantos músicos de cumbia, era el fotógrafo de Gilda. Pero es una casualidad el hecho de que se haya producido todo esto con esta fotografía. La verdad es que es completamente inesperado en lo que se convirtió la foto, ¿no?

Se convirtió en un fenómeno masivo.

La foto la hice y después voló. No es mía ya. Esa foto queda en la memoria, ¿no?

A lo mejor usted hizo mejores fotos, pero quedó marcado con esta de Gilda, ¿le parece? 

Sí, quedó esta. Tengo otras fotos también muy buenas, pero lo que pasó con esta foto tiene su propia vida.

Otra imagen de la película: Fabrykant en su laboratorio. A los 80 años, continúa firme con su profesión.

 ¿Cómo fue la elección de la foto? ¿La eligió usted o la discográfica? 

Yo hacía la primera selección y se la entregaba a la discográfica. Ellos, a través de su Departamento de Arte, seleccionaban una y armaban la tapa. Fue una foto para la tapa del CD.

La emoción por «La imagen santa»

¿Qué sintió cuando lo convocaron para participar de esta película?

Me emocioné mucho, fue una emoción tremenda que alguien se pudiera interesar en lo que yo había hecho. Imaginate que aparece alguien y te dice: che, quiero hacer una película sobre lo que vos hiciste, sobre vos. Empezamos la relación con Pablo, que demás de su capacidad es muy buen tipo, y su equipo, y fue un gusto. Es como una culminación, y no quiero decir que se acabó, de mi trabajo.

¿Por qué dice que no es artístico lo que hace?

 Hace 45 años que me dedico a la foto, tengo mi estudio y todo mi trabajo es por encargo. Encarar esto como una obra artística me parece demasiado. Es mi trabajo y trato siempre de hacerlo siempre lo mejor posible. 

¿Qué recuerda de ese día que sacó la famosa foto?

Le había sacado fotos a Gilda en mi estudio en un par de ocasiones anteriores. Ese día fuimos a un country, hicimos unas fotos, inclusive unas con un caballo, que salieron en la contratapa del CD y del casete. Después, la llevé a un lugar más adecuado, que tenía buen follaje y buena luz y empecé a darle indicaciones. Lo que uno dice siempre: mirá a la cámara, y en un momento ella miraba al cielo. Yo sacaba fotos, estaban atrás mi asistente y la gente de la discográfica. Seleccioné las mejores tomas y se las mandé. 

Leo García, admirador de Gilda, presente en «La imagen santa»

El reconocido músico de rock, pop y electrónica, Leo García, siempre mostró su admiración hacia Gilda, es parte de la película. Interpreta No es mi despedida, canción –premonitoria– interpretada por Gilda, quien no alcanzó a grabarla y que desató otra leyenda. 

Pablo Montllau explica la participación de Leo García en su documental: «Él siempre se reconoció a sí mismo como fan de Gilda. Yo había visto en los recitales donde él hacía algo, que nosotros después le pedimos que recree. Tocaba unos arpegios de ese tema mientras contaba la historia del casete, que es uno de los mitos más teatrales de la cultura Gilda».

Leo García, admirador de Gilda, toca «No es mi despedida», la canción póstuma de la carismática cantante de cumbia, en La imagen santa.

Cuenta el director que «se decía que en el lugar del accidente se encontró un casete que tenía solamente su voz cantando este tema. La historia real no es tan así, no se encontró en el lugar del accidente ni era un casete; era una cinta que había quedado grabada.  Pero bueno, quedó como parte del mito. Esa canción tiene una letra muy particular, porque habla de una despedida».

«Cuando lo llamamos a Leo, se copó enseguida en venir a la entrevista y le planteamos la idea de que venga con la guitarra. Es un tipo muy dado, muy accesible. Y fue muy bueno porque encima ese día había un viento medio raro y había momentos cuando él dice cosas y se mueve todo. A nosotros se nos ponía la piel de gallina, porque estas cosas extrañas suceden alrededor de la figura de Gilda», dice.

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