«Cruzando el umbral» con fantasía, suspenso y terror
Por Guillermo Tagliaferri (guille.tagliaferri@elcafediariook.com)
Edición: Florencia Romeo (florencia.romeo@elcafediariook.com)
Bruno Pileggi, joven abogado y escritor, acaba de publicar su tercer libro, Cruzando el umbral, obra literaria que contiene seis cuentos impregnados de fantasía, suspenso y terror. Su subtítulo, Relatos al borde del abismo son la introducción para entrar a la propuesta desarrollada en sus 158 páginas de lectura ágil y atrapante.
Distinto a sus dos libros anteriores, La incomprendida y otros cuentos y Agni: El resurgir del fuego, Pileggi, 34 años, abogado especializado en Derecho Ambiental, hincha de Vélez Sarsfield y gran admirador de Stephen King, despliega en Cruzando el umbral un enfoque especial para relatar sus historias.
«Los cuentos de Bruno Pileggi ofrecen, con una escritura directa y entretenida, vidas de personas comunes sorprendidas por situaciones extraordinarias. Siguiendo a sus personajes y a sus mundos inventados, nos hace mirar hacia los costados, prestarle atención a ese ruido, ese detalle, apoyar la mano en el picaporte caliente de la puerta que conduce al otro lado del umbral«, explica el escritor Santiago Craig en la contratapa de Cruzando el umbral.
Un Barman que prepara tragos para una cliente poco común
El cuento que inaugura la lectura es Barman, finalista del Premio Itaú de cuento digital en 2023, y es una historia que parece encauzada hacia un lado y que sorprende al final. Lo sigue Jauría, un relato donde una adolescente y un extraño grupo de perros disparan interpretaciones conducentes a diversas reflexiones.

En el siguiente cuento, El campo de tiro se mezclan los pensamientos, la soledad y las asociaciones. Sigue La invitación, para introducirse en el mundo de las pesadillas y los miedos. No disminuye el interés y la tensión en los otros cuentos que cierran la obra: Olores molestos y Baterías.
El Café Diario® entrevistó a Bruno Pilaggi, el autor de Cruzando el umbral, para hablar del proceso de escritura de los relatos que conforman el libro.
Cómo nació Cruzando el umbral
¿Cómo fue el proceso de creación de Cruzando el umbral?
Son cuentos que fui escribiendo en los últimos 6 o 7 años algunos y otros más recientes. Muchos los escribí en la pandemia, no llegó el libro en ese momento, pero sí fue un momento de escritura, con tanto tiempo sentado en la computadora y sin poder salir y demás. Pero los relatos no tienen nada que ver con la pandemia. Nunca me sentí con ganas de escribir sobre eso. Entonces dejé volar un poco más la imaginación y partí para otros lados, buscando salir del encierro con la mente en otros puntos.
¿Cómo definirías a estos cuentos?
Traté de contar historias que tuvieran algo de lo habitual, dándoles un poquito, un toque de lo fantástico, un poco de suspenso y de terror. La inspiración te sale de cualquier lado. Uno de los cuentos se me ocurrió yendo al veterinario con mi perro. Y la historia que yo pensé no fue la historia que terminé escribiendo.
No fue lo que quería en un principio, eso te marca que uno tiene una idea, quiere ir para un lado y después la historia se apropia de sí misma y terminas escribiendo donde la historia te va llevando.

¿Tenés un método de escritura?
Va de acuerdo al vaivén del día a día. Escribo un poco en la computadora, me alejo escribiendo en un cuaderno y se va formando un collage de versiones hasta que tenés la definitiva. Soy de llevarlas a los talleres literarios, donde participo, para leerlos y escuchar opiniones.
¿Influye la respuesta que escuchas en los talleres?
Suma un montón, porque vas aprendiendo y te das cuenta de tus propias manías. Ver donde tenés que ajustar, dónde te reiterás en la forma de escribir, en los recursos que usás. Me parece bueno escuchar opiniones en los talleres, del profesor y de los compañeros. Por suerte asistí a talleres con gente muy, muy piola. Y me han dado opiniones me han servido mucho.
También aprendo leyendo y viendo lo que hacen los demás, porque lo lindo de esos grupos es que son muy diversos. Entonces, por ahí puedo ver algo que normalmente no advertiría. Lo terminas viendo en el marco de un taller, porque te encontrás con otro tipo de texto, de arte, otro tipo de mente y te vas alimentando también de eso. Entonces, sí trato de escuchar.
¿Es muy complicado publicar un libro hoy en Argentina? No me refiero a la parte creativa y de escritura, sino a lo que viene después.
Sí, por el tema de los costos. El papel está muy ligado a la cotización del dólar y eso impacta. Es caro publicar un libro, depende de lo que pretenda el escritor. Si uno quiere publicar por sacarse las ganas puede ir a una imprenta, diseñar y hacer todo de manera 100% independiente, dependiendo obviamente de la capacidad económica de cada uno. O publicar en editoriales más profesionales.
Pero sería más complicado, ¿no?
Es una cuestión más analítica de la editorial. Qué tipo de editorial es, qué están buscando, qué es lo que quieren publicar, cuál es la capacidad de publicación que tienen, qué agenda tienen establecida.
A veces hay autores que publican o cierran un contrato con una editorial y el libro se publica dos años después. Es difícil, pero también hay mucha oferta para las editoriales porque hay muchos escritores. Muchos son muy buenos y eso también genera un mercado que no es tan grande, porque el que escribe lee y se retroalimenta de esa manera.
Tecnología vs. libros
¿En estos tiempos se leen menos libros?
Hoy la literatura compite mucho con las nuevas tecnologías, las redes sociales y el streaming. El tiempo de la gente no está enfocado 100% a la literatura. En realidad, nunca lo estuvo, pero hoy es más difícil ganar ese espacio en la concentración del público debido a este tipo de competencia.
¿Los jóvenes son quienes menos se acercan a la lectura?
Es lo que se dice, y en realidad algo de eso hay. Usan más el celular, la velocidad, tik tok, Instagram, los reels… Doy clases en la facultad, la mayoría de los alumnos tiene más de 20 años y es un tema que hablamos. Les insisto en que para la metodología de estudios tienen que dejar el celular. Bueno, lo mismo pasa con la lectura, cuando se ponen a leer el celular tiene que estar lejos, porque si suena una notificación ya te distrajiste.
¿El e-book sería una forma de enganchar a los chicos y chicas?
Particularmente, no me parece una gran herramienta, porque no está tan difundido en Argentina. Es más clásico y más lindo el libro de papel. Creo que cualquiera que le guste leer lo sabe. El ebook tiene la ventaja que ahorra espacio físico, en ese sentido, dependiendo del tamaño del libro que esté leyendo, puede ser una opción más cómoda.
Cruzando el umbral es tu tercera obra, ¿qué parecidos y diferencias encontrás con los dos libros anteriores?
Creo que la diferencia está en la madurez mía. Entre el primero y el tercero pasaron diez años, es mucho. Desde 2014 a 2024, que fue cuando terminé de escribirlo, aunque se editó este año, mi interés y la claridad con respecto a algunas cosas, los mensajes que quiero mandar o cómo es la forma de tu arte, cambió mucho. Creo que la diferencia está ahí.
Hoy a La incomprendida le cambiaría todo, si me das una lapicera y un ejemplar, es probable que lo corrija todo. Agni es una novela, entonces no hay ni punto de comparación, fue una escritura que disfruté muchísimo. También lo trabajé así de manera ecléctica, porque de golpe me tocaba estar en el colectivo y escribía en el celular para no olvidarme algo y después bueno, en la computadora ya me sentaba y luego perfeccionaba dentro de lo que podía.

El abogado y el escritor de Cruzando el umbral
¿Cómo es la convivencia entre el abogado y el escritor?
Dificilísimo, es un vínculo durísimo. Por momentos, me anula un poco porque son muchas horas en la computadora, trabajando, haciendo los escritos y de golpe decir bueno, cambio el chip y me pongo a escribir literatura. Es la misma computadora. Encontré la solución cambiando el sistema: dejo la computadora donde trabajo como abogado y como escritor paso al papel y la lapicera, a la antigua. Esto, por ser la escritura con birome más lenta, me hace prestar atención a detalles que en una computadora no me doy cuenta.
Es una relación que con los años fui administrando, la fui llevando para que tenga un equilibrio. Como vivo de mi profesión de abogado es lo que priorizo, y para bajar el nivel de estrés escribo y me monto en la escritura.
¿Tenés algún momento del día en particular para escribir?
En algún momento era los viernes a la noche o los sábados, cuando la semana laboral había terminado y podía dedicarme de lleno y lo esperaba con ansias. Ahora escribo más a la mañana temprano, antes de arrancar mi horario de trabajo, porque tengo la mente fresca y reviso y corrijo cosas que escribí antes. Y el domingo, que siempre es un gran día para no hacer nada pero que a mí me gusta sentarme y escribir. Lo que hago siempre es poner música y a un volumen bien alto.
¿Qué opinás de la literatura argentina?
Debemos darles lugar a los autores de la literatura nacional, tenemos muchos y muy buenos y son nuestros. Muchos importantes y con reconocimientos casi a niveles académicos, por la calidad de su obra. Varios no tienen la difusión entre el público que creo que merecen. Los lectores y los escritores tenemos que ayudarnos y seguir revalorizando porque tenemos una literatura muy nutrida y muy linda, que hay que apreciar más todavía.




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