«Chocolate para tres» y el grave problema del trastorno alimentario
Por Guillermo Tagliaferri (guille.tagliaferri@elcafediariook.com)
Edición: Florencia Romeo (florencia.romeo@elcafediariook.com)
Julia (interpretada por Florencia Torrente) se debate entre su futuro como bailarina y cantante, ya que está a punto de ser elegida para un protagónico en Buenos Aires y la posibilidad de ponerse al frente del hotel en Bariloche, proyecto soñado y concretado por su padre fallecido, que su abuelo pretender vender.
Está encrucijada aumenta el serio problema que afronta la protagonista de Chocolate para tres, la nueva película, comedia dramática, argentina basada en hechos reales: el trastorno alimentario.
La película, identificada con el lema «el amor sucede al compartir el viaje» tiene como tema principal este grave trastorno que afecta al 5% de las mujeres jóvenes y la República Argentina figura entre los cinco países del mundo con mayor cantidad de casos.
La anorexia y la bulimia son los comportamientos más representativos de este flagelo. La falta de ingesta de comida o comer de manera descontrolada para luego vomitar es un problema serio que no suele tener la atención que merece.
Esa es la denuncia que hace Chocolate para tres. Pero no se queda solamente en la denuncia del trastorno alimentario, aunque es el punto principal, sino que agrega otros condimentos: una historia de amor, una relación de encuentros y desencuentros en los vínculos familiares, culpas, deberes y deseos, y un recorrido de norte a sur del país uniendo a dos familias con idéntico problema.

Naturaleza maravillosa en Chocolate para tres
Las escenas en Buenos Aires se complementan con dos de los sitios donde la naturaleza sacudió su magnificencia y hermosura en nuestro país: Bariloche, en la Patagonia, y Purmamarca, en el Norte jujeño. Montañas, lagos, vegetación, paisajes espectaculares que enriquecen visualmente la película.
Además, esta comedia dramática cuenta con un elenco de lujo, integrado por la ya mencionada Florencia Torrente, Romina Gaetani, Gastón Soffritti, Arturo Puig, Beatriz Spelzini, Andrea Pietra, Antonio Birabent, Elena Roger, Romina Fernandes y Marta Mediavilla.
Un director y guionista con conciencia social
Tomás Sánchez, guionista y director de Chocolate para tres, pone atención en temas complejos. Dirigió Otro corazón y Todavía, películas nacionales que hacen referencia a la donación de órganos. Antes del estreno de Chocolate para tres, respondió a la entrevista de El Café Diario.
¿Cómo elegiste el tema de los trastornos alimenticios para esta película?
Entre las películas que hice, las últimas dos tenían que ver con trasplantes. Después de las presentaciones comerciales, con esas dos películas hice una gira nacional por colegios, universidades y con debate. Las presentamos en más de 200 lugares cada una y seguíamos, pero vino la pandemia y se tuvo que suspender. Eso fue el antecedente, como si fuesen focus group, y me llevó a investigar, a preguntar qué pasaba, y cuáles eran los temas que más importan y que son necesarios.
¿Qué encontraste?
En primer lugar, y lejísimo, apareció el tema de los trastornos alimenticios, y el segundo, la ausencia del rol paterno. Así que después de Chocolate para tres, ahora estoy preparando una peli que se llama Se busca padre, que también va a incluir los trastornos alimenticios. A partir de eso, fue la decisión y la elección y está basado en hechos reales.

¿Buscaste información y asesoramiento de especialistas del campo de la medicina?
Sí, con la Fundación Favaloro, con quienes ya habíamos trabajado con las otras dos películas, y ahora en la rama de neurociencias y de psiquiatría. La doctora Eugenia Dabi, Jefa de Psiquiatría del Instituto de Neurociencias del Hospital Universitario Fundación Favaloro, me estuvo asesorando todo el tiempo, desde el primer minuto. Ella me fue diciendo qué cuestiones, qué elementos utilizar y qué era mejor.
Un aporte valioso
¿Qué conclusiones sacaste y qué puede aportar esta película?
Me parece que es imprescindible sacar del anonimato y del secreto con que se trata el tema de los trastornos y poder llevar a las víctimas a realizar el tratamiento apropiado. Hay que asumirlo y empezar a buscar soluciones. Estaría muy bueno que esta película sea un disparador para poder reflexionar y poder desarrollarnos a partir de ver la situación.
Tocás un tema complicado, pero sin apelar a golpes bajos.
La dificultad era si nos íbamos a meter con este tema delicado, pero teniendo en claro que no queríamos recurrir al golpe bajo. Lo evitamos en todo momento. Por ejemplo, que la cámara no tenga que acompañar el proceso de alguien que se mete al baño a vomitar, que es una tentación fascinante. Pero lo dejé de lado.
Aunque el tema central son los trastornos alimenticios, se mezclan varias historias de amor, de vínculos familiares y de situaciones casi extremas de relaciones entre abuelos, padres, hijos, hermanos…
Sí, fue incluir una historia muy potente que es la bulimia, en el caso de Julia, y de la anorexia, el caso de Ana que ya ocurrió, ya no hay más salida y que dejó el tendal de sufrimiento en sus hermanos y que es un fuerte antecedente. Entonces, hubo que elegir actores, grandes actores, que pudiesen transmitir eso, que estuviesen atravesados por la muerte de una hermana y que pudiesen incluirlo. Es el caso de Romina Gaetani y de Gastón Soffritti. Y bueno, a partir de eso va a estar la historia de amor, también las relaciones de otras parejas, los abuelos, los padres, la nueva mujer del padre y hasta la de Julia.
Sin revelar el final, la actitud de Julia va variando.
Sí, porque ella va a cambiar de actitud por una cuestión de amor. Como un ofrecimiento, como un acto de amor, pero también coincide con un cambio de actitud en la familia, en el caso de su madre y de su abuela. Es fundamental. No es que uno se sana y se salva sólo, se apoya en los vínculos con el otro. En este caso hay una modificación en los miembros de la familia.

De norte a sur
¿Por qué elegiste ir de norte a sur con esos paisajes espectaculares?
Por el hecho de mostrar a la naturaleza como proceso de aprendizaje, un proceso natural. Sale el sol y se pone el sol, está el aire que uno respira, uno no está tan atento a esos procesos y cree que los puede saltear y es imposible, porque es lo mismo que el mar, va, viene, va, viene. Lo natural es una cuestión fuerte, con su inercia y su cadencia. Se buscó generar el verosímil de un viaje iniciático, en un sentido de norte a sur.
¿Influye en la conducta de los protagonistas ese ir de Purmamarca a Bariloche?
La abuela estaba peleada con el abuelo y por eso se fue del sur al borte, a la otra punta. La nieta va de Jujuy a Bariloche, acompañada por Lucas, que es del norte, y en ese viaje se da la relación con la naturaleza y con alguien que es de otro lugar. Se nota que ella quiere salvarse, pero necesita ayuda y ese viaje ayuda también a evitar el golpe bajo. Los paisajes agradables, con el fascinante trabajo de fotografía de Marcelo Iaccarino, ayudaron para que un tema tan fuerte parezca más livianito. Esos paisajes, en una estructura dramática, aportan mucho.
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