St. Pauli, el club antifascista alemán, es de primera

St. Pauli, el club antifascista alemán, es de primera

Por Guillermo Tagliaferri (guille.tagliaferri@elcafediariook.com)

Edición: Florencia Romeo (florencia.romeo@elcafediariook.com)

F.C. St. Pauli acaba de lograr el ascenso a la Bundesliga, la poderosa categoría máxima del fútbol de Alemania, tras permanecer trece temporadas en la Segunda División.

El flamante ascendido, mérito confirmado con una fecha de anticipación, tiene una particular historia. La entidad y sus hinchas son famosos mundialmente por su fuerte identificación con el antifascismo, el antirracismo, la antihomofobia, su apoyo a los derechos humanos y su filiación política que incluye el comunismo, el socialismo y la anarquía.

Los futbolistas celebran el objetivo cumplido: el equipo consumó el ascenso a la categoría principal del fútbol alemán. Foto: @fcstpauli.

Esa afinidad social se complementa con su actividad deportiva y es un estandarte que luce orgulloso el club ubicado en la zona portuaria de la ciudad de Hamburgo y que despierta simpatías entre adeptos de ideologías progresistas en diversas naciones del mundo.

Todo esto, además, lo convierten en un caso especial en Alemania y en Europa, donde son muchas las hinchadas marcadas por el nazismo y la extrema derecha.

Cronología del FC St. Pauli

Fundado el 15 de mayo de 1910, en el barrio Sainkt Pauli, por estibadores, marineros y trabajadores del puerto, alternó entre categorías de ascenso y la Bundesliga, con mayor o menor trascendencia. A partir de la década de 1980, además de la práctica de fútbol, empezó a involucrarse de lleno en las cuestiones sociales y humanitarias.

Situado en la zona roja de Hamburgo, refuerza su defensa de los derechos de las prostitutas. Además, apoya a refugiados, inmigrantes, punks y  homosexuales. En todo momento, el club y su hinchada relucen estos postulados cargados de rebeldía y lo reflejan como un signo propio. 

La bandera pirata y el Che Guevara   

Una de las banderas más flameadas por la hinchada del St. Pauli es la calavera con los huesos cruzados, con fondo negro, de los barcos piratas. En sus tribunas también abundan los estandartes con la cara del Che Ernesto Guevara, la multicolor (rosa, rojo, naranja, amarillo, verde, turquesa, azul y violeta)  del movimiento LGBTIQ+ y  con leyendas políticas en contra de guerras, conflictos, capitalismo o actos discriminatorios de actualidad. 

El estadio Millerntor, casa del St. Pauli, situado en Hamburgo y con capacidad para 29.500 espectadores. Al frente, el símbolo pirata de sus hinchas. Foto: @fcstpauli.

El estatuto de la entidad deportiva tiene artículos revolucionarios: prohíbe totalmente el racismo, la homofobia y la xenofobia en sus instalaciones y entre sus seguidores.

Una asamblea de socios, reflejo de la democracia que reina en el club, en 2009, elaboró un acuerdo estableciendo pautas de compromiso con los derechos humanos, sociales, políticos, ecológicos y también en contra de la violencia en los estadios. 

Un «sponsor» explícito   

También por elección de los hinchas y socios, en la temporada 2020-21, St. Pauli no lució en el frente de su camiseta el nombre o el logo de una marca comercial como es moneda corriente en los equipos profesionales. 

En vez de un auspiciante comercial, esas casacas llevaron impresa la frase Fcknzs (Fuck Nazis). No es necesaria la traducción al español…

Marcel Hartel, estrella desequilibrante. El volante de 28 años anotó 17 goles y dio 13 asistencias. Foto: @fcstpauli.

Los argentinos que jugaron en St. Pauli   

Dos futbolistas nacidos en Argentina vistieron la camiseta de St. Pauli. Gustavo Cepillo Acosta, volante ofensivo marplatense, que debutó en Ferro Carril Oeste, fue el pionero. Jugó en el club alemán entre 1991 y 1992. 

El delantero Matías Cenci, surgido de Quilmes, es el otro futbolista argentino que estuvo en St. Pauli. Jugó en el club antifascista desde inicios de 2003 hasta mediados de 2004. 

Otro vínculo entre St. Pauli y el fútbol argentino es la hermandad, a la distancia, con Platense. El punto de partida para esta amistad fue la coincidencia de los colores: tanto el club de Vicente López como el de Hamburgo visten camiseta marrón. 

La campaña del campeón  

St. Pauli salió campeón del certamen de Segunda División, totalizando 69 puntos, uno más que KSV Holstein. En las 34 jornadas, el club de filosofía progresista ganó 20 partidos, empató 9 y perdió 5, con 62 goles a favor y 36 en contra.

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