La búsqueda de la sanación: más allá de la razón
Por Luján Gassmann (lujan.gassman@elcafediariook.com)
Edición: Carla Scardino (carla.scardino@elcafediariook.com)
En un mundo donde la lógica y la razón han sido durante mucho tiempo las herramientas principales para abordar los problemas y desafíos de la vida, cada vez más personas creen que entender no es suficiente. A pesar de los análisis, terapias y explicaciones racionales, hay algo que sigue sin resolverse, y es ahí donde la búsqueda de la sanación se vuelve fundamental. Por eso Manuel Colombo presenta «Los hilos invisibles. Cómo poner fin a las ataduras que nos alejan de la vida que soñamos».
Durante mucho tiempo se creyó que si algo no se podía explicar con la cabeza, entonces no era válido, pero muchos se están dando cuenta de que hay cosas que no se resuelven con lógica, sino con conciencia. Esto implica un cambio de enfoque, desde el mero entendimiento intelectual hacia una comprensión más profunda y holística de uno mismo y del mundo. Desde El Café Diario® entrevistamos al coach ontológico Manu Colombo para saber más de su libro.
Un texto que plantea preguntas más que respuestas
¿Por qué decidiste escribir este libro?
Porque sentí la necesidad de poner en palabras algo que veo todos los días en mi trabajo y en mi propia historia: muchas personas sienten que no están viviendo la vida que desean, pero no saben por qué.
¿»Los hilos invisibles» ayuda a cortar y cambiar esto?
Los hilos invisibles es una invitación a mirar eso que no siempre se ve, pero que nos condiciona: creencias heredadas, mandatos familiares, miedos que no son nuestros. Escribir este libro fue mi forma de acompañar a otros en ese proceso de descubrir qué están sosteniendo, desde cuándo, y para qué.
¿Sentís que faltan respuestas, o hacerse las preguntas correctas?
No escribí para dar respuestas, sino para abrir preguntas. Para ofrecer herramientas que ayuden a soltar lo que ya no tiene sentido cargar. Porque cuando uno empieza a ver con más claridad, también empieza a elegir con más libertad.
Una colaboración inesperada
¿Cómo surgió la participación de Pilar Sordo en el prólogo?
La participación de Pilar Sordo en el prólogo fue un gesto de enorme generosidad y profundidad. Desde que nos conocimos quedó entre nosotros una relación de amor, donde se percibe el respeto, la admiración y la conexión genuina.
Un día le escribí y le conté sobre Los hilos invisibles, sobre lo que buscaba despertar en quienes lo leyeran. Y Pilar, con esa sensibilidad tan suya, no sólo me respondió, sino que se tomó el tiempo de leer el libro con atención y con el alma abierta.
¿Y entonces decidió involucrarse más?
Sí, cuando me dijo que se había emocionado, que había sentido en mis palabras algo que también la tocaba a ella. Que decidiera acompañar este proyecto escribiendo el prólogo fue para mí un acto de amor y una confirmación de que lo que estaba diciendo tenía un sentido profundo.
¿Sentís que este libro alcanzó tus expectativas?
La verdad es que este libro superó lo que imaginaba. Porque más allá de verlo publicado, lo más conmovedor fue ver cómo empezó a resonar en la vida de las personas. Me escriben lectores para contarme que Los hilos invisibles les hizo ponerle nombre a cosas que nunca habían podido expresar, que los ayudó a mirar de frente lo que durante años evitaron o no sabían cómo enfrentar. Y eso no tiene precio. Este libro me devolvió mucho más de lo que di.

Las creencias limitantes más comunes
Como coach trabajás mucho las creencias limitantes. ¿Cuáles son las más comunes y peligrosas por su impacto en el día a día?
Hay muchas creencias que nos limitan, pero si tuviera que elegir tres que veo repetirse una y otra vez en mis sesiones, talleres y cursos, serían estas:
1. «No soy suficiente»
Es una de las más silenciosas y devastadoras, se disfraza de exigencia, de perfeccionismo, de necesidad de aprobación. Nos lleva a vivir midiendo todo lo que hacemos y todo lo que somos, y casi siempre la cuenta da negativa. Esta creencia nos aleja del disfrute, de la autenticidad y de la capacidad de sostener vínculos reales.
2. «Tengo que hacerlo solo«
Muchísimas personas viven bajo este mandato de autosuficiencia extrema, creen que pedir ayuda es sinónimo de debilidad o fracaso. Esta creencia, además de aislarnos, nos vuelve exigentes con nosotros mismos y con los demás, y muchas veces nos priva de sentirnos acompañados. Lo que no saben es que lo más valiente muchas veces es poder decir «necesito».
3. «Si me muestro tal cual soy, no me van a querer«
Ésta es una de las más duras, porque nos empuja a construir personajes para ser aceptados, y el problema es que, incluso si logramos «gustar», sentimos que no nos quieren a nosotros, sino a esa versión editada de lo que mostramos. Vivir desde esta creencia es vivir desconectado, sosteniendo una máscara que tarde o temprano se cae.
Ejercicio para cambiar nuestra vida
¿Qué deberíamos trabajar para que los miedos y ataduras no nos alejen de nuestros sueños?
Lo primero que necesitamos trabajar es nuestra capacidad de mirar el miedo de frente. No para vencerlo a fuerza de voluntad, sino para comprender de dónde viene y qué intenta proteger. Porque el miedo no es el enemigo: muchas veces es un guardián que nos cuida desde una lógica antigua, heredada, o desde una experiencia pasada que nos marcó.
¿La historia nos define?
Es fundamental revisar qué historia nos estamos contando sobre lo que somos capaces de hacer, sobre lo que merecemos, y sobre cuánto estamos dispuestos a perder por cuidar una imagen o una zona de seguridad.
Muchas veces estamos más atados a la comodidad de lo conocido, que comprometidos con lo que anhelamos profundamente.
¿Cuál es la clave?
El permiso interno: darnos permiso para desear, para querer algo distinto, para fallar sin que eso signifique un fracaso personal. Muchas personas no se acercan a sus sueños porque ni siquiera se permiten imaginarlos sin culpa o sin sentir que están traicionando a alguien.
No se trata de no tener miedo, sino de elegir moverse aun con miedo. De ir al encuentro de lo deseado sabiendo que, en el proceso, vamos a transformarnos. Los sueños que más nos movilizan no son los que se cumplen fácil, sino los que nos invitan a convertirnos en alguien nuevo para alcanzarlos.

Los mandatos disfrazados como frases no tan «nobles»
¿Cómo rompemos con los mandatos?
Romper con un mandato no se trata de hacer lo opuesto sólo por llevar la contra. Romper con un mandato es darse cuenta de que eso que uno está cumpliendo ya no le queda bien, no lo representa y lo aleja de sí mismo.
Los mandatos suelen venir disfrazados de frases nobles: «Hay que sacrificarse por la familia», «Primero el deber, después el placer», «No te podés equivocar», «Eso no es para vos». Son ideas que repetimos casi sin pensar, porque las escuchamos desde que éramos chicos o porque fueron funcionales a sobrevivir en ciertos contextos.
Todas estas creencias fueron alguna vez recursos de supervivencia. El problema es que, si no las cuestionamos, siguen decidiendo por nosotros incluso cuando ya no nos sirven.
¿Cuál sería el primer paso?
Hacerlo visible, nombrarlo, preguntarnos: «Esto que estoy haciendo, ¿a quién le pertenece realmente? ¿Es mío o estoy siendo fiel a una historia que ya no quiero sostener?».
Después viene la parte más difícil: animarnos a elegir distinto, sabiendo que eso puede generar incomodidad, culpa, o incluso decepcionar expectativas ajenas. Pero si no estamos dispuestos a incomodar un poco a otros, vamos a vivir incómodos toda la vida con nosotros mismos.
Romper un mandato es como soltar un abrigo heredado que fue útil en otro tiempo, pero que hoy te aprieta, te pesa y no te deja mover con libertad. No hay nada más liberador que empezar a caminar con la propia piel.
Publicar comentario