«El amanecer de los inocentes» en la guerra

«El amanecer de los inocentes» en la guerra

Por Guillermo Tagliaferri (guille.tagliaferri@elcafediariook.com)

Edición: Florencia Romeo (florencia.romeo@elcafediariook.com)

Mucho se ha visto en el mundo del espectáculo, tanto en teatro, cine y televisión, sobre la Segunda Guerra Mundial y los horrores del nazismo. La obra teatral El amanecer de los inocentes ofrece otra visión, sumando al rigor histórico una situación de amores y traiciones entre personajes que encaran la resistencia.

La acción transcurre en Alemania, en 1940. Ante la amenaza nazi, el miedo se apoderaba de los judíos y sobrevivir no era nada sencillo. En El amanecer de los inocentes combatientesitalianos se suman a una familia judía y entre todos sostienen una lucha impregnada de pasiones, rebeliones, traiciones, angustias y obsesiones. Y queda expuesta la inocencia de los niños y la búsqueda para que, tras el horror, tengan su amanecer.

Abigail, interpretada por Daniela Alberti, quien además es la dramaturga, directora y productora de la obra, es una madre judía –su hija en la ficción lo es también la vida real: Dulce Catalina Alberti–que tras una hiriente relación con un alemán, vuelve a encontrar al amor en un soldado italiano, Pietro, papel de Gastón Pino. Y ante la persecución que sufre, piensa en sobrevivir y salvar a su familia.

Maricamen Ramos y Mariela Vedia, madres italianas, que luchan contra el ejército alemán y se convierten en heroínas. 

Celos que desembocan en traición    

Su mejor amiga, Antonela, a cargo de una brillante Carla Pontini Vázquez, siente muchos celos, ya que está enamorada del mismo hombre. Y no dudará en caer en la traición. Para complicar la situación, la hermana de Abigail está en pareja con un alto jerarca alemán y su futuro tampoco está exento de peligro.

Personajes que saltan de la dureza a la fragilidad, sentimientos enfrentados y una alta dosis de intensidad le dan ritmo al sensible y conmovedor drama bélico.

Maricarmen Ramos, Álvaro Moya, Juan Quesada, Mariela Vedia y Nicole Mariaca completan el ensamblado y lucido elenco actoral, mientras que la composición musical corresponde a Mauro Barquín.

Daniela Alberti y Gastón Pino, Abigail y Pietro en la obra, una pareja que lucha por su amor, su felicidad y su supervivencia en medio del horror del nazismo.

Daniela Alberti por tres   

Actriz, autora y directora teatral, Daniela Alberti desarrolla esas tres funciones en El amanecer de los inocentes. La artista nacida en Castelar, cuyo lema es estar «en constante movimiento, siempre trabajando dando mi mejor versión, el teatro es vida, el teatro es entrega» y se define como «una actriz guerrera invencible«, respondió a la entrevista de El Café Diario®, al finalizar la última función de junio en el Teatro Colonial. 

Impacta la historia, por ser fuerte y dura.

Muy fuerte, sí, muy fuerte… Es una temática que puede compararse con la actualidad, son cosas que, lamentablemente, aún pasan en el mundo. 

¿Cómo fue escribir, dirigir y actuar?

Estoy acostumbrada, es algo que vengo haciendo hace tiempo. Es desafío tras desafío, yo soy así, me gusta meterme en todo y me dedico al cien por ciento.

Daniela Alberti, dramaturga, directora, actriz y productora de El amanecer de los inocentes, en diálogo con El Café Diario®, tras la función en el histórico y pintoresco Teatro Colonial. 

¿En qué te basaste para escribir el texto?

Bueno, quería hacer un drama sorprendente, distinto, y me metí en algo de época. En honor a mis abuelos, traté el tema de la Segunda Guerra Mundial. Así, empecé a contar una historia de amor que quería que fuese típica y fuerte, tocando el tema de las obsesiones y las traiciones, mostrar que nadie está exento de ellas, y mostrar al humano, el real. Todos tenemos nuestra oscuridad y nuestra luz, quise mostrar que hacemos con eso y sobre todo que hacemos con nuestros miedos, porque el miedo.

Podemos decir que hay dos historias en una: por un lado, la Guerra y la crueldad del nazismo y, por el otro, la historia de amor, pasión y traición que van armando los personajes, y que podría situarse en cualquier época…

Así es. ¿Qué me llevo a elegir esa época? Primero, el desafío como actriz, de trabajar en una época distinta que no sea la actual. Investigué y me informé mucho sobre cómo se vivía en esos años, sumado a lo que sabía por lo que me habían contado mis abuelos.

El orgullo de la madre  

¿Qué significa trabajar con tu hija?

¡Es emocionante! Yo tenía pensado que en la obra hubiese una niña. Y ella me viene acompañando siempre. Yo hago muchas obras infantiles, pero esta vez le dije: «Dulce, mirá que acá estoy haciendo un drama» y ella, que ama el teatro, me contestó: «Mamá, yo quiero estar«. Y bueno, se sumó al elenco. Lo que se hereda, no se roba. Ver a mi hija mayor queriendo seguir mis pasos con tanta pasión es una emoción inmensa,

Dulce Alberti, hija de Daniela, interpretando a Luz, la hija que confía en un amanecer feliz y sin persecución. «Trabajar con mi mamá fue excelente, me sentí muy feliz«, dijo sobre su debut en el escenario.

¿Qué balance hacés de estas presentaciones durante todos los viernes de junio?

La verdad que fue muy bueno. El amanecer de los inocentes tuvo un proceso muy largo, se pudo haber estrenado antes y por cuestiones ajenas no se pudo hacer. Costó mucho armar el elenco y todo. No es fácil hacer teatro independiente. Pero, bueno, finalmente se pudo. 

¿Está confirmada la vuelta a escena?

Sí, Dios mediante en agosto y septiembre van a venir más funciones. Arrancando otra vez en el Teatro Colonial y también en otras salas, estamos viendo de llegar a la avenida Corrientes. También mi intención es hacer algunas funciones en el auditorio de la AMIA, por la problemática del tema que toca. Yo voy por todo.

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